Ante los daños de las avenidas del río Ebro en cascos urbanos, SEO/BirdLife insiste en la necesidad de poner en valor el importante papel que deben jugar las zonas de inundación, sean o no de dominio público hidráulico. Según la organización ambiental, la experiencia ha demostrado que una gestión adecuada de estos espacios, retirando motas y devolviendo al río el terreno ocupado, no sólo supone un reconocimiento de los beneficios que el río aporta al bien común sino que además reduce los riesgos frente a las inundaciones e incrementa la protección ambiental de los espacios protegidos por la normativa de la Unión Europea.
De proceder así, en opinión de SEO/BirdLife, las avenidas del Ebro no provocarían roturas incontroladas de barreras artificiales (motas), hecho que da pie a inundaciones, que pueden afectar tanto a parcelas agrícolas, granjas de intensivo o cascos urbanos. “El Ebro inundaría zonas destinadas a bosques de ribera o terrenos con actividades no vulnerables frente a las avenidas, sin causar graves daños materiales o personales, y evitando daños en los núcleos urbanos consolidados”, explica el delegado de SEO/BirdLife en Aragón, Luis Tirado.
La organización conservacionista, desde su campaña Alas sobre agua, recuerda que los ríos y sus ecosistemas, como los humedales o el litoral, proporcionan unos beneficios que, en muchas ocasiones, no son valorados adecuadamente. Es el caso del río Ebro, las riberas y sus zonas inundables, donde se ensancha como consecuencia de avenidas ordinarias y extraordinarias que han sido ocupadas fundamentalmente por campos de cultivo, y más recientemente por granjas de porcino. En concreto, se calcula que desde 1927, el espacio fluvial y sus zonas inundables se ha visto mermado en un 45%.
“Estos terrenos han sido protegidos por motas, que impiden un adecuado funcionamiento del ecosistema fluvial, lo que ha convertido al Ebro en un canal artificioso donde el agua ve incrementada su velocidad y, con ello, su efecto destructivo sobre las motas”, explica Tirado. Y añade: “En muchas ocasiones, las roturas se producen en puntos y momentos imprevisibles. Algo que puede afectar a cascos urbanos, poner en peligro a las personas y dificultar la coordinación de los planes de emergencia para estos episodios”.
SEO/BirdLife niega que los ríos como el Ebro estén “sucios” y sean necesarias “limpiezas”, al menos en cuanto a la presencia de grava o vegetación de ribera. Más aún, la organización estima que la extracción de gravas y la eliminación de vegetación de las riberas nada tienen que ver con limpiar los ríos, y que su presencia cumple una función clave en la correcta carga y descarga de los acuíferos, y a su vez actúa como cobijo para el desove y refugio de la excepcional fauna de este ecosistema. Además se mueven y varían con la llegada de cada riada.
“La actual práctica consolidada de extracción de gravas causa alteraciones graves a los bosques de ribera y su vegetación adyacente, una infraestructura natural que ayuda a minimizar la potencia de las riadas, y por supuesto sus riesgos, que en general modifican el comportamiento de las corrientes. Además, esta práctica no ha solucionado el problema que, según las previsiones climáticas, tenderá a agravarse. Se trata de un derroche económico demostrado por la propia Confederación Hidrográfica del Ebro, que dispone de estudios propios de rendimiento y, en muchas ocasiones, no se lleva a cabo por motivos de seguridad sino por dar algún tipo de respuesta cortoplacista a las quejas”, apunta el delegado de SEO/BirdLife en Aragón.
“Después de décadas de lucha infructuosa contra los efectos de las inundaciones del Ebro mediante ‘limpiezas’ del río, es el momento de tomar decisiones que sean efectivas y tranquilicen definitivamente a las personas afectadas, devolviendo al río el terreno que necesita”, subrayan.
SEO/BirdLife apoya a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) en la protección del río y solicita que se ejecute el Plan de Gestión de Inundaciones de la Cuenca del Ebro. Considera asimismo necesario que la CHE, junto a los departamentos que gestionan el Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, lidere una campaña para lograr la devolución del espacio fluvial al Ebro, lo que permitiría su adecuado funcionamiento pudiendo ensancharse en estos episodios puntuales, y redundando en el beneficio de todos.
“Se trata, al fin y al cabo, de evitar en todo momento que los núcleos urbanos consolidados se vean afectados año tras año por las inundaciones debido al estrecho canal en que hemos convertido el Ebro y reducir la angustia que periódicamente tienen que sufrir miles de personas cuando crece el río”, concluye Luis Tirado.
Desembocadura del Ebro con sedimentos (color marrón) gracias a las crecidas. Foto: Carles Montserrat ©
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